Modelos de intervención educativo-social
Hola, esta semana os voy a hablar sobre cuatro modelos de intervención educativo-social: represivo, médico, comunitario y sistémico.
Modelo represivo: este modelo se basa en la institucionalización, se centraba en recluir a las personas, con cualquier tipo de riesgo social, en instituciones para ser castigadas, vigiladas y separadas de la sociedad, por ello, se basa en la represión de los sujetos, tratando de devolver el mal causado, y para que así no sientan deseos de infringir las normas. Este modelo, entiende a la persona como un ser dotado de libertad y razón, libre de elegir entre hacer el bien o el mal, siendo sancionado y castigado si opta por no cumplir las normas. Por lo tanto, desde este modelo, se piensa que las personas, que causaban un problema social, lo hacían por voluntad propia, por lo tanto, no cabe otra respuesta que el castigo. Es un modelo coercitivo y autoritario, caracterizado por implantar el castigo como medida, así que, aquí aún no se realiza realmente una intervención socioeducativa. Este, se aplicaba sobre todo en instituciones psiquiátricas, penitenciarias y centros de menores.
Modelo médico: se abrió paso tras el modelo represivo. Siguen manteniendo la idea de que el origen del problema está en el individuo, aunque adopta una nueva conceptualización, ya que plantea que las situaciones problemáticas que se generan se deben a que las personas tienen una enfermedad o patología, por lo que propone metodologías de intervención centradas en la recuperación o la rehabilitación del sujeto. La metodología que sigue este modelo es el estudio de la situación, la realización de un diagnóstico y el establecimiento del tratamiento correspondiente, realizando una intervención directa e individualizada de un profesional sobre el individuo con problemas, para corregir sus desajustes y satisfacer sus necesidades. Una de las críticas que recibió este modelo, es sobre la intervención directa e individualizada que realiza el profesional, ya que el resto de agentes implicados tienen una actitud pasiva frente a los problemas.
Modelo comunitario: surge para hacer frente a las altas demandas de atención psicosocial. Por ello, el principal objetivo desde este modelo es promover el cambio hacia un mayor bienestar psicológico y social. Se busca la atención social al individuo actuando con la persona y con su entorno social, analizando la interdependencia que existe entre la persona considerada como sistema y los distintos sistemas que configuran su medio social. En este modelo, se incide en la importancia de actuar sobre las redes sociales y sobre los contextos de vida antes que sobre los procesos individuales. Las metodologías de intervención están orientadas a vincular las instituciones de la comunidad y a posibilitar en ellas el desarrollo crítico de los individuos y los grupos. Uno de los problemas que se ha detectado en el modelo comunitario es la competición que se puede establecer entre instituciones.
Modelo sistémico: surge como respuesta alternativa a las limitaciones han conllevado los tratamientos individuales de las personas que padecen algún tipo de dificultad y que les afecta al curso normal de sus vidas. Este enfoque se centra en las interacciones, en las pautas relacionales y en los patrones de comunicación que establecemos a lo largo de nuestras vidas en la familia, la pareja, el grupo de amistades y el entorno laboral. Este surgió en los años cincuenta, pero ha sido en los últimos años cuando se ha convertido en uno de los modelos más populares. Este modelo se sitúa en una perspectiva globalizadora e interactiva de la persona, considerada como un sistema que interacciona con los distintos sistemas de su medio, familia, amigos, vecinos, instituciones, trabajo…, dándose influencias recíprocas, y para este, lo importante es la relación entre los componentes, por ello contempla la conexión entre los individuos y el contexto.
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